Ciudad Juárez.- Los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal asignados a la Unidad Administrativa “Lic. Benito Juárez”, lamentaron la pérdida de la compañera Maxi, quien por más de un año llegó a las instalaciones para sumarse a las labores de vigilancia del lugar, se informó en un comunicado de prensa.
Maxi era una perrita sin hogar, que un día llegó a la presidencia municipal y entró al área del sótano buscando refugio.
La Policía Segundo, Erika Santillán, encargada de la vigilancia del edificio, explicó que fue el 20 de octubre del 2023 cuando llegó Maxi a las instalaciones en busca de un lugar para resguardarse, pero no se deben tener mascotas en el edificio, razón por la cual intentaron sacarla.
Aunque en algunas ocasiones hicieron que saliera de las instalaciones, ella regresaba una y otra vez.
Por esta razón los policías solicitaron al Presidente Municipal, Cruz Pérez Cuéllar, que les diera el permiso para quedarse con ella y fuera uno más de los miembros de seguridad de la presidencia, algo con lo que estuvo de acuerdo el alcalde.
Comentó que cuando los policías hacían sus rondines de seguridad, la perrita los acompañaba a todo el recorrido y sólo se separaba de ellos cuando los elementos ingresaban al edificio.
Con el tiempo, los agentes comenzaron a verla ya no como un animal que no tenía hogar y que sólo les seguía los pasos, sino que también era una vigilante más que estaba atenta de los que ingresaba a las instalaciones.
La oficial comentó que Maxi sabía que durante la mañana y las tardes había una gran cantidad de personas que entraban y salían y sabía que no debía ladrarles o alterarse.
Sin embargo, cuando llegaba la noche, ella se ponía en alerta y ladraba si alguien se acercaba a la puerta o el área de cocheras.
Comentó que hace tiempo Maxi se empezó a sentir mal y dejó de comer, por lo que los oficiales la llevaron a un médico veterinario y a través de exámenes se logró descubrir que tenía un tumor en el estómago.
Los médicos les hicieron saber que había dos opciones, una era dormirla y la otra era una cirugía de alto riesgo y extirpar el tumor, por lo cual decidieron tomar la segunda y aunque salió muy bien de la cirugía, mientras estaba dormida murió de un paro respiratorio.
El deceso sucedió el 24 de diciembre, por lo cual fue un golpe muy duro para los 22 elementos policiacos que se encargan de resguardar la presidencia, ya que ella era una compañera más que estaba alerta para cumplir su labor.
Al dar las órdenes ella también hacía la guardia para escuchar las tareas que se debían hacer y hoy sus compañeros la reconocen como un miembro, no oficial del K-9.
Maxi permanecerá haciendo labores de vigilancia en las oficinas municipales, ya que su cuerpo fue cremado y se esperan sus cenizas la próxima semana, las cuales permanecerán en la caseta de entrada de la presidencia.
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