Lo que comenzó como un acto heroico en una playa paradisiaca terminó en una tragedia que hiela la sangre. Alejandro Cortez Gonzalez, un joven turista estadounidense de 20 años, desapareció el pasado domingo en Playa Chac Mool, en Cancún, Quintana Roo, después de lanzarse al mar para rescatar a una amiga que se ahogaba. Lo logró… pero nunca regresó.
Durante más de 70 horas, su paradero fue un misterio. La alerta de bandera roja ondeaba en la zona hotelera de Cancún, advirtiendo el peligro del fuerte oleaje, pero la imprudencia juvenil y el instinto de protección fueron más fuertes.
Fue hasta la tarde de ayer miércoles, alrededor de las 17:00 horas, cuando el mar, caprichoso y cruel, decidió devolver parte de la verdad. Turistas que caminaban frente al Condominio Portofino, en el kilómetro 9.5 del Bulevar Kukulcán, se toparon con restos humanos arrastrados por la marea.
Primero, solo un cuerpo mutilado. Luego, la confirmación del horror, pues los guardavidas se percataron de restos extraños y se llevaron la sorpresa de que eran huesos con la cabeza intacta. Las autoridades sospechan que el cadáver fue devorado por tiburones.
(Nota de Reto Diario)